Trabajar en nosotros mismos como adultos puede ser un desafío. Intentar ser más pacientes como padres es algo que todos tenemos en nuestra lista de tareas diaria. Pero hay situaciones en las que no siempre podemos cumplir nuestros propósitos; el trabajo nos exige mucho, estamos cansados o tenemos poco tiempo. En muchas ocasiones no podemos ser pacientes porque nuestras expectativas en relación a la edad de nuestros hijos no son las apropiadas.

No se trata de ser duros con nosotros mismos. A continuación, tenéis una serie de preguntas que os pueden ayudar a trabajar en aquello que os ayudará más. Cuando el niño está teniendo una rabieta o no está siguiendo instrucciones no está intentando hacer que paséis un mal rato, sino que son ellos los que lo están pasando mal.

Aquí tenéis algunas preguntas:

  1. ¿Hay límites claros en casa?
  2. ¿Observas la situación de manera objetiva? ¿Qué sucedió antes?
  3. ¿Tenemos tiempo para enseñarle al niño habilidades que nos ahorren tiempo? Por ejemplo, si su hijo se peina solo la mañana irá más fluida, si su hija se pone el abrigo solo la salida de casa será más fluida.
  4. ¿Puedes dar un paso atrás y observar antes de intervenir?
  5. ¿Pueden mis expectativas ser más apropiadas para la edad de mi hijo?